DESDE MI SOFÁ
Por: Obed Silva

TIJUANA BC 5 DE JULIO DE 2020.- En 1960, el Congreso de la Unión aprobó la reforma del artículo 27 constitucional mediante la cual se definió que correspondía a la nación generar, transformar, distribuir y abastecer la energía eléctrica como un servicio público.

A éste hecho se le conoció como la nacionalización eléctrica que, junto con la petrolera, son las dos grandes reformas que subsisten del México post revolucionario.   

Desde entonces, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) fue la empresa del Estado mexicano que manejó durante tres décadas en exclusiva el parque eléctrico en México. 

Con el impulso privatizador de los servicios públicos iniciado durante los años 90' del siglo pasado, empresas particulares empezaron a competirle a la CFE en la venta de electricidad.

Durante el desarrollo de la llamada "reforma energética" se creó la figura de proveedor independiente mediante la cual se aprobaron proyectos de autoconsumo de electricidad que se vendían a grandes consumidores mediante la adquisición de una parte de dichos proyectos. 

Al efecto, recuerdo que cierto día, recibimos en en el XX Ayuntamiento de Tijuana a una de estas empresas privadas productoras de electricidad. 

Los beneficios que planteaban eran  extraordinarios ya que no le costaría un solo centavo a la ciudad y se obtendría electricidad a un costo mucho menor que el precio ofrecido por Comisión Federal de Electricidad (CFE). 

Se pidió que el municipio de Tijuana se convirtiera en socio de la empresa generadora de electricidad con el .0001% y a cambio pretendían afectar las participaciones federales por el monto del consumo anual.

Tal petición fue rechazada pues el interés de la empresa privada era conseguir que las aportaciones federales de la ciudad formarán parte de la garantía para el financiamiento de su proyecto.

La privatización del servicio público de electricidad creció bajo este tipo de esquemas que, aunados a otras modificaciones legales, permitieron al sector privado dominar la producción de electricidad en México.

Con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, se reactivó la vieja discusión respecto al papel que debe jugar el Estado mexicano en materia energética.

Hay quienes afirman que en treinta años, el gobierno federal se alejó de la generación de electricidad para dar cabida a la producción privada por medio de tecnología eólica y solar.

El director de CFE, Manuel Bartlett Díaz, asegura que hoy el 50% de la energía eléctrica del país es generada por empresas privadas.

Lo anterior, dice Bartlett, obligó a CFE a comprar la energía y a dejar de producirla, provocando con ello su quiebra económica.

El director de la empresa Estatal afirma que los productores privados no pagan el servicio de transmisión y distribución de la energía eléctrica que generan y que se conduce a través de las líneas de CFE a los millones de clientes de la empresa federal.

Al final, según lo afirma Bartlett, las empresas productoras de electricidad usan la infraestructura de distribución sin pagar por ello y sin invertir en su mantenimiento y crecimiento, con lo que logran vender el producto a precios más competitivos que los de CFE.

Bartlett afirma, que se requerirán cien mil millones de pesos para ampliar redes de transmisión y distribución para que 127 empresas privadas se cuelguen al sistema eléctrico nacional de aquí a 2024, sin que aporten un solo centavo.

La CFE exige terminar con prácticas de presuntos fraudes cometidos por empresas como Grupo Salinas, Walmart, Soriana, Peñoles, Cinépolis y Kimberly Clark que pagan precios subsidiados por la electricidad que compran. 

Al igual que el caso de la española Iberdrola que simula ser socia de las 18 mil tiendas Oxxo, cuando en realidad los Oxxo son sus clientes.

Para CFE, en el sexenio pasado se otorgaron permisos que provocaron la conexión a la red eléctrica nacional de 589 centrales con una capacidad de producir 82 mil 568 megavatios, cuando la demanda máxima es de 49 mil 379. 

Tal parece que entregar el uso gratuito de la infraestructura del sistema eléctrico para el beneficio privado fue la forma en que se diseñó tan magnífico negocio. 

La costumbre de ceder bienes y servicios públicos es la veta que se explota para generar inmerecidas ganancias para algunos empresarios.

El ejemplo de estas prácticas lo tenemos en Tijuana con el caso de miles de metros cuadrados de vías públicas que el panismo le entregó a una empresa privada para cobrarnos por estacionar vehículos en las calles. 
 
NOMAS POR JODER:

Ayer sábado, Manlio Fabio Beltrones Rivera le dio tremenda zarandeada a los desvaríos de Alito, presidente nacional del Pri. 

El ex dirigente nacional partidista pidió a los priistas; "alejarse de los movimientos golpistas, especialmente de los promovidos por la derecha rancia disfrazada de sociedad civil".

¿Así, o más claro?

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