Por: Marco Antonio Samaniego*

TIJUANA BC 12 DE JUNIO DE 2020.-No se puede, no es posible, no hay como. El presidente pidió estar con la 4T o contra ella. No hay otra forma, dijo, o se quiere el cambio o se está en contra del cambio.  Pero no se explica para donde va ese cambio, hasta donde, hasta cuando o porque cambiar a unos y dejar a otros con privilegios. 

Ayer en diarios de circulación nacional, el presidente de Morena, Alfonso Ramírez Cuellar, señaló que se investigan los gastos realizados por su predecesora en el cargo, Yeidckol Polevnsky, por gastos realizados en nuevas oficinas y obras de remodelación.  La cantidad por aclarar, poco más de 615 millones de pesos. En las referencias, hay en empresa beneficiada, misma que de acuerdo con la denuncia, no ha justificado la inversión realizada.  Cierto o no, no es el punto de quien esto escribe por no tener acceso a los documentos. Lo impresionante es la friolera de dinero del pueblo gastado en oficinas del partido que simboliza la 4T. ¿Por qué ese dinero no se utilizó primero en los pobres y sí, primero en oficinas? Mi sugerencia es que este partido no gaste más en oficinas de los recursos del pueblo y que sean los militantes los que paguen por ello ¿Eso es liberal o conservador? Pero lo mismo para el PAN, PRI, PRD, MC, PV y todos los demás que cambian diputados y senadores de bancada como si se tratara de intercambiarse simples camisetas y no representantes convencidos de sus agendas o de aquellos que representan oficialmente, que son quienes votaron por ellos. Eso es definitivamente conservador. 
Por cierto, ahí anda Manuel Bartlett, representante del viejo PRI, con una enorme cola que le pisen, hablando de un cambio que nunca ha definido. Su hijo, vende ventiladores al gobierno con sobre precio y luego se los regresan por malos. ¿Como apoyar eso?  ¿es liberal o conservador? Conservador, peligroso y retrograda, según yo. Pero no lleguemos a tanto. 

En estos días jóvenes de varias ciudades se han manifestado en relación con el asesinato de Giovanni López y como parte de un efecto de contagio que se ha generado a nivel mundial por la forma en que se le quitó la vida a George Floyd. Algunos, bajo el anarquismo, otros, con demandas feministas, han sido también reprimidos. La policía, en la mira de todos, con dudas en su actuar han sido criticados por no hacer nada, pero si lo hacen como algunos quieren, quienes terminan en la cárcel o despedidos son ellos. Y como todos son mexicanos, tengo dudas de quien es liberal o conservador, quien esta con la 4T o sin la 4T, y no sé si los policías, por la naturaleza de su trabajo, tengan definido que hacer. Por lo pronto parece que no, ni las autoridades encargadas de definirlo. 

Por cierto, bien dicho por el presidente cuando señaló que Ricardo Flores Magón era anarquista, es decir, que luchaba para terminar con la propiedad privada, en contra de cualquier forma de gobierno y contra cualquier forma de creencia religiosa, sobre todo contra el clero católico. ¿Para qué sirve la autoridad? Preguntaba una y otra vez en Regeneración, para decir que los políticos eran los que engañaban al pueblo para mantenerlo sumiso. Por cierto, Ricardo y Enrique Flores Magón, Librado Rivera, Anselmo L.

Figueroa y Antonio de Pío Araujo, por mencionar a los más importantes, dijeron que eran liberales, como estrategia, y se presentaron como liberales, para utilizar la tradición liberal y llamar a la revolución. Cuando esta inició, sus textos y relaciones anarquistas salieron a la palestra, igual que sus vínculos previos con ácratas de Estados Unidos y Europa.  Se burlaron de otros liberales y de la Constitución de 1857, por mantener la propiedad privada y los privilegios (Si a alguien le interesa, ponga el apellido de quien esto escribe y la palabra anarquismo, en Google, y le saldrán cinco o seis publicaciones académicas al respecto). Así, pues, decir que Ricardo era anarquista es un acierto, lo que me hace liberal, creo, pero   a Ricardo no, a pesar de que lo dijo como parte de su estrategia de lucha. 

Y sí, yo me declaro de acuerdo con los programas sociales de la 4T, porque estoy convencido que sí ayudan realmente a sectores desprotegidos. Bien manejados, estos programas son también buenos para las empresas, porque se consumen los servicios o bienes manufacturados   y con ello la economía funciona. Si alguien se aprovecha de los programas, pues mal, pero la idea es buena y sí, estoy con la 4T bajo esas premisas, pero no quiero que se compren más oficinas, ni que se gasten el dinero del pueblo en abogados y contadores que demuestren si hay desfalco o no, mejor no les demos recursos y ya. No sea si sea liberal o conservador escribir esto, pero es lo que creo. 

Y dado que AMLO y su equipo -quien él decida porque tiene las atribuciones para ello- van a estar ahí hasta el 2024, es inevitable que tendremos que estar de alguna forma en este barco que se llama México, pase lo que pase, dado que hubo una elección que lo legitima. Lo que no sé es si sea necesario definirse, porque ante lo indefinido, no se puede estar o no estar.  En el caso de que sea el tema de la corrupción, estoy de acuerdo que no debe continuar, pero ante los partidos, o la simplicidad de lo liberal o conservador, es necesario recordar que, en el siglo XIX, esa dicotomía llevó a México a varias guerras intestinas que lo debilitaron profundamente.   Prefiero pensar que el presidente va a gobernar para todos los mexicanos, estén de acuerdo o no con él, porque ese es el mandato constitucional, y ese es el que cuenta. Y eso no es liberal ni conservador. 

* Marco Antonio Samaniego López.  Doctor en historia por el Colegio de México.

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