DESDE MI SOFÁ
Por: Obed Silva

TIJUANA BC 31 DE MAYO DE 2020.- Más o menos desde los años 70 del siglo pasado, se volvió común que meses antes del inicio de un proceso electoral se impulsen reformas a las leyes de la materia. 

Este "ejercicio" legislativo tomó carta de naturalización para que los gobiernos en turno, los partidos de oposición, los órganos electorales y marginalmente "la sociedad civil" empujen propuestas de reforma al marco legal a partir de cada una de sus ópticas e intereses.

Los partidos en el gobierno, casi siempre procuran modificar o eliminar las disposiciones legales mediante las cuales los partidos de oposición logran obtener alguna ventaja y/o nuevas reglas que hagan más fácil su pervivencia en el poder público. 

Este modus operandi fue la práctica común del panismo durante 30 años y en gran medida contribuyó para que se mantuvieran al frente del gobierno.

Una de esas reformas electorales fue la que se realizó previamente a la elección estatal de 1995 y que, entre otras cosas, modificó la forma de integración de la "representación minoritaria" de las fuerzas electorales en el congreso local. 

Dicha reforma tuvo su origen en la fuerte y controversial elección de 1992 la cual propició que el PAN impulsará una "reforma de Estado".

La citada reforma derogó la vetusta Ley Electoral Estatal, dando paso a una nueva Ley que contemplaba una nueva forma mediante la cual los partidos perdedores pudieran acceder vía la representación proporcional al congreso local. 

Casualmente, algunos de los actores que operaron la "reforma de Estado" impulsada por el PAN para la elección de 1995 ahora están en Morena, así que es previsible que las añejas fórmulas sean aplicadas en el nuevo escenario político estatal. 

Hasta el año 2001, los diputados de "minoría" accedieron al congreso mediante la asignación de diputados basada en el porcentaje de votación que hubieran obtenido sin haber conseguido ganar en el distrito por el cual compitieron. 

En aquel entonces, el principal beneficiario fue el PRI pues siendo "la primera oposición" en el Estado los porcentajes de votación que obtenía le permitieron que durante muchos años algunos de sus candidatos "ganaran perdiendo". 

Ahora, es probable que conforme a la votación obtenida, el esquema de "diputados por consolación" que tanto usufructo el PRI le beneficiara al PAN. 

En su momento, los panistas no pudieron ser más inteligentes dado que la fórmula de reintegros tipo lotería propició que durante décadas su principal opositor se debatiera en disputas internas por las candidaturas de los distritos donde "perdiendo ganabas".

Lo anterior generó tal discordia que anuló el espíritu de lucha del priismo en las contiendas electorales. 

En vísperas de la elección de 2004, se impulsó en el congreso la idea de adoptar el modelo del estado de Jalisco para la asignar los diputados de representación proporcional o de "minoría" 

Dicho modelo, establece integrar una lista "de asignación" de diputaciones de representación proporcional a partir de dos listas, una generada por los porcentajes de votación de candidatos perdedores y la otra de los que cada partido político registra como candidatos plurinominales en una circunscripción Estatal.

De esta forma, los diputados de representación proporcional llegaban al congreso por la vía de los porcentajes de votación obtenidas por distrito y por el total de la votación estatal obtenida para diputados. 

El acuerdo del modelo descrito le significó al PAN obtener la posibilidad de un diputado de representación proporcional al que no tenía derecho y al PRI resolver un problema político. 

Al incrementarse los porcentajes de votación de los partidos aliados tanto del PAN como del PRI,  la cantidad de diputaciones "pluris" que obtenían fue menguando y con ello los candidatos "de lista" se convirtieron en el asidero de las dirigencia y grupos de poder dentro de éstos partidos políticos, pervirtiendo la figura de los "diputados de lista". 

El ejemplo más denigrante de lo anterior, lo tenemos en la actual representación de los "diputados de lista" del PAN y del PRI. 

Con nula oposición política, Morena impulsa ahora una agenda de reformas electorales que le permitan buscar su permanencia en el poder público por varias décadas. 

Las reformas de Morena tienen como propósito ganar la simpatía de quienes votamos, lo cual es acertado desde el punto de vista electoral pero poco alentador desde la perspectiva de una mejoría a nuestra democracia.

La propuesta morenista de eliminar la "lista" de candidatos a diputados, se reduce a la afectación del interés de las burocracias de los partidos y en nada al interés de los ciudadanos.

Por otra parte, la reforma para eliminar los candidatos a diputados de "lista" procura evitar el probable conflicto interno en Morena por esas candidaturas y con el "efecto popote" amarrar a sus partidos aliados para mantenerlos fieles y no le suceda lo que le pasó al PRI y al PAN. 

Como dijera Giuseppe Tomasi di Lampedusa; "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".

NADA MÁS POR JODER:

Como plan B regresa la polémica al Octavo transitorio, ahora reduciendo a tres años la próxima gubernatura. 

Para algunos resultará improcedente dado que con antelación se hizo la homologación de la elección local con la federal para 2021. 

Para otros, será procedente pues no hay disposición que expresamente prohíba reducir el periodo de la próxima gubernatura. 

Los malosos se preguntan; ¿esta reforma para quién va dedicada?

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.