Por: Marco Antonio Samaniego
TIJUANA BC 16 DE ABRIL DE 2020.-Nadie tenía idea de la condición en la que nos encontramos. Las discusiones de que debieron tomarse medidas antes o que hubo informes desde noviembre de 2019, no atienden a la situación en que estamos: nadie tenía idea del poder del COVID-19. Todos los meses hay advertencias de algún mal y se debe de tomar la situación como eso, una advertencia, pero nadie podía suponer a ciencia cierta que esto tomaría el sesgo dramático que ha tomado.
Hemos aprendido mucho de Andrew Cuomo, el gobernador de Nueva York, que cada mañana da explicaciones que en general son bastante certeras y por supuesto, con mayor aplomo y credibilidad que el lamentable Donald Trump, más preocupado por las encuestas y por poner su nombre en los cheques que se van a entregar en su país, que de entender el significado humano de la pandemia. En opinión de quien esto escribe, Trump va muy atrás de Cuomo, y si las elecciones fueran hoy, este último le ganaba por mucho al siempre lamentable Trump, preocupado por encontrar culpables y no soluciones.
En México, el subsecretario Hugo López-Gatell, ha tomado la voz con sobrada competencia, a pesar de que su jefe, López Obrador, en un principio decía todo lo contrario de lo que el subsecretario indicaba. Al igual que en Estados Unidos, el presidente decía una cosa, y el experto epidemiólogo otra. Anthony Fauci enfatizaba en las medidas de contención, y Trump decía que en quince días o antes se regresaba a la normalidad. Con nosotros, López Obrador mostraba estampitas que lo protegían y se dedicaba a dar abrazos, cargar niños y dar la mano, mientras los mexicanos aprendíamos a tomar las medidas sugeridas por López-Gatell. En México ya se impuso la ciencia, en Estados Unidos, los estados han creado su propia lógica y tiene sus planes por un lado, Trump por otro.
Cierto, en México los enfrentamientos no han sido menores. El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, atrapado como muchos en lo que se dice en instancias internacionales y en lo que se contraindicaba, se convirtió en una voz crítica que con fundamento, tomó la iniciativa en varios aspectos y sin duda, ha sido un contrapeso al grado que algunos editorialistas ya dan como candidatos en 2024 a Alfaro vs López- Gatell. Sin embargo, Guadalajara es uno de los sitios que no se han tomado con toda seriedad las medidas de contención.
Tijuana se volvió noticia por una denuncia que se hizo a través de un actor- comediante, Eugenio Derbez. A través de un mensaje de Facebook, se denunció la falta de material quirúrgico para quienes con todo valor y conocimiento, enfrentan en la primera línea esta pandemia: médicos, enfermeras, personal de limpieza de los hospitales públicos. La polémica le dio la razón a Derbez, cuando el gobernador Jaime Bonilla declaró que los médicos estaban cayendo como moscas. Dicho de manera sencilla, la titular del Órgano Desconcentrado de Operación Administrativa Desconcentrada del IMSS, Desiree Sagarnaga, fue exhibida y por tratar de defenderse, se generó tal polémica que la noticia superó la capacidad de respuesta de la mencionada titular.
Todo ello, en medio de las notas contradictorias en la que, el material que se ha traído de China, con seguimiento de cámaras a detalles, supuestamente no sirve. Nosotros no podemos indicar si ese es el caso, pero cuando menos la batalla por la información ahí está, demostrando que no estábamos preparados, que nadie estaba preparado, que todos hemos aprendido de los ejemplos asiáticos – La propia China o Corea del Sur - y que cualquiera sube información sin un protocolo que permita saber que es cierto o no. Miles de expertos en el mundo, mandan mensajes sobre un virus que desconocíamos hace muy poco tiempo.
Dicho de manera sencilla, el protocolo de la información es también un factor de importancia para estas circunstancias, porque esperar que los políticos no aprovechen los micrófonos para sentirse expertos, es un imposible. Sobran ejemplos, desde un expresidente como Felipe Calderón – que opina de todo - hasta un gobernador poblano, Miguel Barbosa, que en sus comentarios y simplezas, nos demuestran que la gran reforma política es un enorme pendiente. Este señor llegó a decir que el coronavirus no lo tendrían lo pobres, y como él es pobre, no tenía ningún pendiente. En estos días aparece en la pantalla con tapabocas en su oficina, mientras Puebla, al igual que Tijuana, se destaca entre los más afectados por el virus.
Porque en efecto, de las ciudades que tendremos las medidas actuales hasta el 30 de mayo, se destacan los casos de Tijuana y Mexicali. Andamos arriba en los promedios, lo que es un reflejo de que las medidas no se siguen como es debido. La ciudad no demuestra los patrones de confinamiento que se tienen a nivel nacional. Parece que no se cree que sea cierto. Como si no nos va a tocar porque no nos ha tocado. Pero para estos días ya han fallecido personas que trabajaban en maquiladoras, funcionarios y el escolta del gobernador, como parte de la estadística.
Nadie estaba preparado. No teníamos idea de la profundidad del problema. Nadie podía imaginarse esta condición y la duda y la falta de certeza han generado tanta información/desinformación que ha provocado este caos en el que unos, con tapabocas y guantes, circulamos en las calles cuando es necesario y otros, tranquilamente, acuden a las taquerías sin verificar las medidas sanitarias. Por ello, porque nadie estaba preparado, porque no sabíamos la dimensión del problema, porque las instituciones no tienen cómo enfrentarla, sólo nos queda aplicar la única medida que en parte nos garantiza salir de ésta: el confinamiento. Quedarse en casa, porque no hay soluciones en el corto plazo y porque no sabíamos que no sabíamos.
Y sin embargo, muchos, aunque quieran, no pueden.
* Marco Antonio Samaniego López. Doctor en historia por el Colegio de México.
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