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El coronavirus nos toca la puerta

TIJUANA BC - domingo 22 de marzo de 2020 - Obed Silva.
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DESDE MI SOFÁ
Por: Obed Silva

TIJUANA BC 22 DE MARZO DE 2020.- Recuerdo que eran como las tres y media de la tarde del día ocho de septiembre de dos mil once cuando Tijuana se quedó sin energía eléctrica. 

A los minutos, el superintendente de CFE informó que se trataba de un gran apagón provocado por fallas en la interconexión de energía entre Baja California, el Sur de California, Arizona y parte de Sonora.

El apagón afectó en segundos a más de seis millones de personas y paralizó un amplio territorio binacional.

A partir de ahí tomamos conciencia de la magnitud de lo que sucedía. Con el paso de los minutos la emergencia cobró forma. 

En las calles de la ciudad hubo caos sin semáforos, dejaron de funcionar los teléfonos y el internet.

Ante la inoperatividad de las torres de radio de la policía, se ubicaron patrullas en los puntos altos de la ciudad para formar un sistema de comunicación. 

La ciudad se detuvo. Las escuelas y los bancos suspendieron sus actividades. Algunos hospitales avisaron que no funcionaban por la falta de electricidad.

Ante la posibilidad de que el apagón durará días, las personas en pánico empezaron a comprar velas, baterías y bolsas de hielo.

Se hicieron largas filas de autos en las gasolineras. De nada sirvió pues las bombas eléctricas no funcionaban.

Llegó la noche y la Secretaría de Seguridad Pública ordenó el cierre de comercios para evitar vandalismo y robos. El ejercitó empezó a recorrer las calles.

La CFE logró reiniciar el suministro de energía y para las diez de la noche gran parte de Tijuana tenía electricidad de nuevo.

La experiencia duró apenas siete horas pero nos dejó una lección importante al develar la extraordinaria vulnerabilidad que tenemos como ciudad. 

Demostró también la co-dependencia binacional y lo más grave; la carencia de una cultura para prevenir y atender emergencias. 

De ese día pasaron casi nueve años y hoy estamos ante la más grande de las emergencias de salud pública de la que se tenga memoria.

El coronavirus nos ha quitado la tranquilidad, amenaza nuestra salud y nuestras vidas.

Una encuesta de Mitofsky dice que al 19 de marzo el 62.5% de los mexicanos teníamos miedo de enfermarnos por el coronavirus.

De repente, nos dimos cuenta que la interdependencia mundial es más real que virtual y que la COVID19 viaja por la aldea global a la velocidad del internet. 

Por ello, se impone estar bien informados y no hacer caso a rumores. 

Los modelos matemáticos para México, estiman que el contagio local comenzó a partir del viernes veinte de marzo y que las próximas dos semanas serán las más críticas.

La Organización Panamericana de la Salud-OMS informó que el gobierno mexicano es el primer país en contar con "un algoritmo para diagnóstico completo" lo cual nos ofrece una gran oportunidad para prevenirnos.

Los pesimistas pronostican lo peor mientras que los optimistas dicen que la "fuerza de nuestra cultura" nos defenderá de la calamidad. Es probable que ambas opiniones tengan la razón. 

La clave está en contar con una estrategia eficaz para enfrentar lo que podría ser el mayor cataclismo del siglo. Pero para muchos, esa estrategia parece no estar clara.

Lo innegable es que el coronavirus, nos enseñó de golpe a valorar mejor nuestra salud y a replantear nuestra forma de vida.

La pandemia nos invita a practicar la solidaridad. A reducir nuestro egoísmo y a pensar en los demás.

Ayer sábado, ante la pandemia, el ex-presidente Barack Obama escribió en su cuenta de Twitter; "A veces se necesita la sabiduría y resistencia de aquellos que han sido marginados para que todos recordemos la importancia de la comunidad y la ayuda mutua."

Haciendo eco a esas palabras, es importante saber que mañana lunes 23 de marzo iniciará la Jornada Nacional de Sana Distancia. 

Esta jornada nos dará la oportunidad de tomar las acciones que otros países no atendieron hasta que tuvieron que enfrentar la dispersión comunitaria o contagio masivo.

La emergencia nos impone no salir de casa si no es necesario. No acudir a lugares concurridos. Lavarnos las manos con jabón. No hacer compras de pánico y atender las instrucciones de las autoridades de salud.

Debemos aprender las lecciones de otros países, no cometer sus errores y sí replicar sus aciertos. Las estadísticas demuestran que el "distanciamiento social" es lo que mejor ha combatido el contagio masivo. 

Sin duda, después de la pandemia el mundo será diferente. No hay que perder la esperanza de que cambie para el bien de toda la humanidad. Dependerá de cada uno de nosotros que así sea.

NOMAS POR JODER:

Las autoridades de Salud recomiendan mantener un espacio de metro y medio entre cada persona para disminuir el riesgo de contagio del coronavirus.

Sin embargo, el pasado viernes el presidente de México visitó Oaxaca y se acercó con sus simpatizantes a menos de 30 centímetros de distancia. 

Parece que dar el ejemplo no es la prioridad para el presidente.

Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.

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