Especial para AFN
Un poco demasiado

TIJUANA BC 19 JUNIO 2018 (AGP Deportes).- Sentencia concebida desde la abstinencia: “Este mundial lo veo completo”. Cuatro años, desde Brasil hasta Rusia, más que suficientes para preparar el calendario sin margen de error. Así llegó la gran cita. Debut tempranero, pero no tanto. Jueves a las ocho. Y un día después de la goleada de los rusos a los árabes estaba por empezar el verdadero desafío: Uruguay contra Egipto a las cinco: Imperdible. La euforia frente a la reanudación mundialista me alcanzó para ver enterito (aunque ustedes no lo crean), el Irán-Marruecos, como preámbulo del que para muchos (me incluyo) es el cruce de mayor atractivo en la primera fase: España contra Portugal, cuya expectativa, incluso quedó corta frente al espectacular empate a tres forjado desde la magia intacta de la Furia y la confirmación de Cristiano como el mejor futbolista del momento. Todo bien hasta entonces. Así llegó la segunda gran prueba de fuego, más exigente que la del día anterior: sábado de cuatro juegos a partir de las tres. Para empezar, de madrugada, la ajustada victoria francesa sobre Australia. Y a las seis, entre bostezos diluidos al paso de los minutos, el debut de Messi y Argentina, que no pasaron del empate ante la debutante Islandia, con todo y penal errado por el 10 del Barça. Con la adrenalina a tope frente a los análisis inmediatos del montón de programas subidos a Youtube desde lo más profundo del continente sobre la debacle albiceleste, Perú y un café bien cargado me mantuvieron con el aplomo suficiente para no sucumbir frente a la pantalla (Lástima, el equipo de Ricardo Gareca fue brillante en todos los sectores de la cancha, menos en el más importante: frente a la portería de los daneses, quienes, en contraste, tuvieron una y ellos sí la aprovecharon). Entre las once que terminó ese encuentro y las doce que inició el cuarto y último del maratón sabatino, sentí los primeros síntomas. Resaca prematura. ¿Cuatro años para ceder frente a la presentación croata ante los nigerianos?: Imposible. Así que vi el dos por cero y soporté el resto del sábado como pude. Todavía estuve haciendo un esfuerzo ya considerable el domingo a las cinco para ver el golazo de Serbia que bastó ante los ticos, antes del éxtasis total: México 1-0 Alemania. De ahí, por si fuera poco, Brasil y sus excesos de confianza aprovechados por los suizos para empatarles a uno. Fin de semana superado. Once de once. Paso perfecto. Pero habré de reconocer que no fue un día fácil y sí un domingo somnoliento. Entonces el lunes, la victoria mínima de Suecia sobre Corea del Sur (próximos rivales de México) me tomó profundamente dormido, mientras que el debut goleador de Bélgica, con sus tres sin respuesta de Panamá, lo seguí a ratos y entre sueños, a diferencia de los dos goles de Kane para el ajustado triunfo inglés ante Túnez, registrados en un horario más decente. Si ustedes siguen invictos, los felicito. Yo ya no. Incumplí mi propia sentencia. Esto ha sido tan emocionante como lo esperaba, aún más si pienso en reiniciar la batalla a las cinco por la mañana del martes con el debut colombiano contra Japón, pero también, como bien suelen decir por ahí, ya era un poco demasiado.