Por: Melba Guadalupe Cortés Juárez
TIJUANA BC 28 DE DICIEMBRE (AFN).- Mis calificaciones no podían ser mejores, me había ganado a pulso el viaje para saludar al Presidente de la República ¡Yuppi!, mis boletas de calificación de la Escuela Federal Independencia –del Centro Escolar Agua Caliente- correspondientes a primer grado, segundo y siguientes mostraban la palabra DIEZ en (letra mayúscula) en cada una de las asignaturas ¡qué orgullo!.
Por lo anterior escuchaba de manera constante a la directora del plantel Emilia Yáñez de Núñez decir a mis padres, Melba y Dora Elena; estas niñas sin duda, van competir por el viaje de sexto año con rumbo a Los Pinos, para saludar al presidente de México; en aquel entonces dirigía los destinos del mismo, el licenciado Gustavo Díaz Ordaz, quien se encontraba en las postrimerías de su sexenio.
Y como no hay tiempo que no se llegue ni fecha que no se cumpla!, ¡Rumbo a la Ciudad de los Palacios!... ¡Sí, señor! luciría impecable con mi uniforme de blusa blanca y jumper azul marino, sin olvidar portar en la solapa mi escudo escolar ¡Qué emoción!… ¿Cómo será el mandatario?, ¿lo saludo de mano y dirijo un saludo corto? ¡Vamos Melba, piensa!
Pasajeros con destino a México…favor de abordar por la puerta de... el voceo de la empleada del aeropuerto me pareció cálido y seductor. Subí al avión con júbilo, ávida de experimentar esa vivencia que marcaría mi destino para siempre; mi mente bullía con mil ideas, al momento que con los ojos entrecerrados sentía la magia de surcar los aires.
Acompañada por mi maestro de sexto año y la directora del plantel tuve por vez primera la sensación que implica la responsabilidad de representar a mi escuela y entidad ante el mandatario de la nación; me sentía emisaria y tenía la imperante necesidad de hacer llegar “un pliego petitorio” que reflejara las necesidades de mi ciudad, para la que deseaba un buen programa de limpieza y bacheo, principalmente, así como la reubicación de “Cartolandia”, una pequeña población integrada por “los más olvidados de la mano de Dios”, cuya extrema pobreza se reflejaba en sus casas construidas con cartón y papel periódico.
¡Por fin, allí estaba!, de acuerdo a nuestro programa de actividades llegamos al hotel, probamos una ligera merienda y después de tomar una ducha de agua caliente nos dispusimos a descansar del ajetreo del viaje, para aprovechar al día siguiente lo que teníamos en agenda.
Fue después del mediodía y una vez que realizamos un recorrido por los alrededores de la casa presidencial que llegó el ¡momento tan esperado! Frente a mi tenía al mandatario de la nación! Lo miré fijamente a los ojos, sonreí y estreché su mano…El lujo del salón presidencial (así me lo pareció), ni en sueños lo imaginé. Sentí algo de nerviosismo y se cubrieron de arrebol mis mejillas, cuando me dijo en tono grave ¡FELICIDADES JOVENCITA!, es usted un ejemplo a seguir.
Su mensaje se vistió de protocolo, bla, bla, bla,… Melba es momento, me dije hazle ver tu sentir e inconformidad ante los problemas que atraviesa tu ciudad; quizá le conmueva la excelencia en tu estudio, o adivine en ti a su digno sucesor. ¡No, nooooo!, no va por allí… ¿Entonces?.
Bueno, tendría que conformarme con escuchar su discurso y deslizarle a manera de carta, mi petición por escrito. Perooo, claro. ¡Eso es! esperaría el momento idóneo, el tan socorrido “rompe hielo” porque claro, no era yo la única “personita” representando a un estado, había un buen grupo de niños que me parecieron como el célebre personaje representado por un búho, “olafitos”; por su sapiencia enmarcada con sus lentes. En eso, estaba, cuando…
MELBAAA…!despiertaaa! vas a llegar tarde a la escuela. Tu hermana Dora Elena tiene que llegar temprano al aeropuerto porque se va a México a saludar al presidente. ¡Oh, qué abrupto despertar, no era justo!, ni en sueños, pude ocupar siquiera por un minuto la silla presidencial; todo había sido un sueño.
Lo que si era real, es que estuve a punto de competir junto con mi hermana Dora Elena, por esa honrosa oportunidad de visitar al Presidente de México, que tampoco fue porque también era parte de mi sueño, además de que “cupido” se atravesó en mi camino y cambió mis planes de no alcanzar la calificación requerida.
¿Y Dora Elena? ¡Otra vez! ¡Muy bien gracias!... ¡Yaaa!, ¿les gustaría saber que sucedió con ella, cierto?; la verdad es que a mí también, pero… ESA ES OTRA HISTORIA… “Nada es verdad ni mentira, todo es según el cristal con que se mira”. ¡Feliz 28 de diciembre! Día de los Santos Inocentes.
