TIJUANA BC 12 DE DICIEMBRE 2017.- (AFN).- La cultura en México es un problema de visión, de cómo los gobernantes la perciben, comentó Alfredo Álvarez Cárdenas, presidente del patronato del Centro de Artes Musicales, quien indicó que parte de la responsabilidad de cambiarla es de las organizaciones culturales ya que es necesario que demuestren con números cómo la participación de jóvenes en los diferentes programas tiene un impacto específico en su comunidad.

Álvarez reiteró que el problema de visión genera que los presupuestos otorgados a la cultura sean volátiles, ya que de no ser así no le quitarías un peso a un programa al que ya se le diste en el pasado. 

“Yo puedo entender eso si el programa no funcionara, pero si  ya tenemos esa inversión financiera, política y social, ¿cómo haces que esos programas consoliden lo que tienen? Pues garantizándoles un recurso, es tema de política pública”.

Para el presidente del CAM los programas culturales no han impactado el índice de violencia que se ha registrado en Tijuana ya que estos  todavía no alcanzan el nivel generacional que deben de tener: “Estas generaciones no son las que están operando el crimen, son los que queremos que no participen”.

Sin embargo, reconoció que hay una asignatura pendiente de los que hacen el programa, que por sí sola no se resuelve:

“Tenemos que diseñar esquemas de cómo trabajamos con la comunidad, programas en la recuperación de los espacios sociales, de intercambio, que nos permitan mejorar ambientes de tranquilidad; pero esa parte no la hemos desarrollado ya que está relacionada con la necesidad de recursos adicionales, porque el músico no es un gestor social, es un músico y requerimos especialistas, trabajadores sociales que vayan a la comunidad y que informen qué necesita la comunidad, que nos digan si los programas son los adecuados”. 

Álvarez reafirmó su creencia de que la música alimenta la autoestima, que genera la certeza de que un sueño se alcanza y que es capaz de cambiar en el joven el  modelo a seguir que muchos tienen de un narco por el de sus maestros de música.

“Hay que preguntarles a los chicos que estuvieron en Europa o Nueva York  cómo les transformó la  vida; preguntarles  a los padres cómo  cambiaron su carro para cargar un instrumento o unieron a la familia en las presentaciones, esas dinámicas hacen comunidad, aunque no sean estrategias”. 

Otro de los problemas, indicó, es la permanencia ya que organizaciones como el CAM, Promotora de las Bellas Artes y Ópera de Tijuana no reciben la misma cantidad de recursos  por lo que no pueden mantener los mismos programas. La volatilidad del recurso afecta la consistencia por lo que siempre está la preocupación de que el grupo sobreviva: “el gobierno a veces nos da e inclusive, a veces,  prometiendo, no nos da”.

En 2018 el presupuesto asignado para el CAM está en el orden de los 13 millones de pesos, pero se espera alcanzar los 20, el presupuesto es un acto de malabarismo, indicó, por lo que se concentrarán en consolidar el programa de Redes 2025, fortalecer  el sistema en la parte de las habilidades académicas, avanzar en la licenciatura en canto de Ja’sit,  que abrirá un nuevo semestre en función de la demanda. 

Otras de las estrategias del Centro de Artes Musicales son el Programa de becas y la intervención en las comunidades a través de talleres y actividades temporales, sobre todo de música contemporánea dirigida a diferentes tipos de gustos, con programas más flexibles.

El CAM atiende a 900 alumnos, muchos de ellos con más de siete años en el programa, mismo que les cambió el uso de su tiempo libre, que utilizan en ensayos, presentaciones, lo que les genera una dinámica solidaria con sus compañeros de orquesta o coros.

Álvarez está convencido de que la actividad artística no resuelve el tema cultural y la cultura no resuelve el aspecto social si no la acompañamos de valores; así como de que muchos de los jóvenes que estudian en el CAM no se dedicarán profesionalmente a la música, pero está comprometido con asegurar que su tránsito por el Programa REDES 2025 representará un cambio en su vida y en el de la comunidad.