Dora Elena Cortés
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TIJUANA BC 2 DE FEBRERO DE 2022 (AFN).- Si una influencer que se especializa en recetas de cocina, es amenazada porque una ensalada de papas intoxicó o atragantó a uno de sus seguidores ¿Debe ser protegida por el mecanismo para periodistas? ¿Es periodista porque difunde sus conocimientos e ideas en las redes?
Muy seguramente algunos responderán de inmediato que nada que ver una cosa con la otra, sin embargo, un laudo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que algunos de los que se presumen influencers, blogueros, o comunicadores, están aprovechando para su causa establecer, algo así, como que todo aquel que difunda ideas "es un periodista".
Y claro que también hay influencers y blogueros cuyos contenidos son amenos, interesantes, informativos, formativos y llamativos, pero ninguno de esos está exigiendo ser considerado periodista, ni mucho menos protegidos por un mecanismo que fue creado para garantizar que quien sí se dedica con seriedad al periodismo formal, no enfrente riesgos que lo pongan en peligro ni a él, ni a su familia, y que mucho menos, pierdan la vida.
Me estoy refiriendo a aquellos que, sin tener los talentos y la creatividad necesarios, imitan los casos de éxito que encuentran, sobre todo, ahora con las redes, mediante las cuales se percataron, que podían ganar dinero, solamente con abrir una cuenta en Facebook (por ejemplo) y ponerse a despotricar sobre otras personas, con temas verdaderos o falsos (casi siempre estos últimos), a sabiendas de que cualquiera cedería a sus nefastas pretensiones, porque se horrorizaría al ver expuesta su vida privada, ante un público morboso, y ansioso de consumir toda la basura que se le entrega, hasta... que le toca el turno.
De unos años a la fecha, el periodismo formal enfrentó una situación similar, aunque no delictiva, que empezó con la presencia de personas que no reporteaban, pero que emitían opiniones.
En mayor medida se vivió esto en la radio y después en la televisión, ya que por el interés lícito (claro está) de los concesionarios, de vender sus espacios para que estos resultaran productivos económicamente, entregaron horas y horas a personas de todo tipo de intereses, ideas, ideologías, etcétera, y ya los encontrábamos presentándose ante los demás como periodistas.
Pero esto se salió de control con la aparición de las redes, en las que cualquier persona puede emitir su opinión, lo cual es muy bueno e interesante, en una sociedad que estaba acostumbrada a escuchar sin participar.
Lamentablemente, algunos, en lugar de argumentar, opinar, debatir, se dedicaron a agredir, a pelear, y atacar a quien presentaba una idea, o una información, y tras estos salieron los más audaces y sin escrúpulos, que se convencieron de que el ser periodista no llevaba implícita mayor responsabilidad, y que sólo era hablar y hablar.
De ahí pasaron a presentar, sin ninguna limitante, imágenes terribles y sobre todo llenas de sangre que fueron acogidas por un sector de la población, que les hizo crecer en "likes", que es lo que les importa a los blogueros y a los influencers, alimentando de manera desproporcionada, sus sueños de grandeza.
Y como para estos individuos la ética no existe, ni saben con qué se come, de ahí pasaron al insulto a personajes conocidos, lo que les puso en el centro de la atención de otros personajes incrustados en grupos políticos y en el poder, que encontraron en aquellos, a quienes podrían decir, sin ningún rubor, toda la basura con que les alimentaban para atacar y destruir a sus opositores, lo que no podían hacer con los periodistas considerados serios.
Y así, con los pocos pesos que primero les fueron soltando, estos individuos se engolosinaron y se convencieron de que habían encontrado el "filón de oro" que tanto buscaban, para obtener un dinero fácil, intensificando sus agresiones. Además, se dieron cuenta -también- de que podían entrar a todas partes, comer gratis, beber aquello que en su vida soñaron, que no podían tener, y aunque no lo crean, los periodistas que verdaderamente trabajamos no andamos buscando, ni es un cebo para nosotros.
Y también los deslumbró el hecho de que ya podían "blindarse" ante cualquier pillería, por la protección -y ahora sí influencia- que lograban tener, al amparo de sus "patrocinadores".
En algún momento, alguien me dijo: "yo pensé que estaba bien esto que se hacía, porque se trataba de un acuerdo comercial: alguien pagaba y uno solamente decía o publicaba, lo que le ordenaban".
Afortunadamente, esa persona rápido se dio cuenta de que algo no andaba bien y cambió su giro, aunque otros sin escrúpulos continuaron haciéndolo ensuciando a la sociedad.
Por eso, no se puede decir que periodistas y blogueros "hacen lo mismo, y salen a la calle para cazar la noticia".
Dejando de lado a los malos periodistas, que también los hay, la gran mayoría de los trabajadores de los medios salen a cumplir con su labor, y muchas veces arriesgando su vida, mientras que varios de los que hemos señalado en los últimos años, lo hacen para destruir -por encargo- y para "cobrar cuentas" para el grupo político para el cual trabajan.
Así es que "no es lo mismo Chana que Juana".
Y volviendo a la "influencer de la ensalada de papas", si la señalada se siente amenazada, se dirige al ministerio público a presentar su denuncia.
O tal vez, a ella también la denuncian afirmando que hizo "daño a la sociedad", y eso es lo que hacen algunos influencer, que supuestamente se dedican a la noticia y a opinar, pero estos sí lo hacen de manera consciente y voluntaria, a diferencia de la influencer utilizada para el ejemplo.
ANA Y CONDA.- Hoy, por ser día "de los tamales" nos fuimos con las ensaladas.
PD.- No estamos en contra de los influencers y blogueros, sino de los que aparecieron, particularmente en Tijuana, disfrazados de esto.
PD1.- El fiscal Estatal también confirmó a reporteros que hay avances en los casos de los periodistas Lourdes Maldonado y Margarito Martínez, aunque él aseguró que no hay detenidos en ninguno de los casos.
PD2.- Pues si él lo dice...
PD3.- Por cierto: consigno su nombre, porque luego entra "sospechosismo" de algunos, sobre por qué no lo mencionamos: Ricardo Iván Carpio Sánchez.
PD4.- El fiscal DiCaprio.
PD5.- Pedro Ochoa Palacio, ex secretario de Cultura, y ex director del CECUT, se integró como miembro del Centro de Estudios Estados Unidos-México de la Universidad de California en San Diego, según anunció.